“En las zonas de concreto, el BioUrban absorbe los gases contaminantes”
Ambas empresas, BiomiTech y CPlantea, con sede en Puebla —a 2 horas y media por carretera de Ciudad de México—, han desarrollado innovaciones inspiradas en procesos naturales para luchar de forma efectiva contra la contaminación del aire y del agua.
De día o de noche, Ciudad de México siempre muestra el mismo rostro: el de una metrópolis desmesurada que alberga a más de 20 millones de habitantes, donde los embotellamientos nunca terminan. Desplazarse en automóvil por las calles de la capital es todo un desafío. Según el TomTom Traffic Index 2019, Ciudad de México es la 13ª ciudad más congestionada del mundo y la tercera en América después de Bogotá, en Colombia, y Lima, en Perú. Otra cifra reveladora: cada año, sus habitantes —conocidos como Chilangos— pierden en promedio ocho días y tres horas atrapados en el tráfico.
Fotosíntesis vs Contaminación
Los frecuentes picos de contaminación en esta ciudad rodeada de montañas y ubicada a más de 2.000 metros de altitud son la consecuencia directa de la congestión vehicular. En junio de 2019, la alcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, anunció un plan de contingencia ambiental para “hacer frente a una amenaza inminente para la salud pública”. La contaminación atmosférica mata, y mucho más que el sida, la tuberculosis, la diabetes y los accidentes de tránsito juntos, según cifras de la OMS. Un estudio publicado en octubre de 2017 en The Lancet estima en 6,5 millones el número de muertes anuales en el mundo causadas por la contaminación del aire.
“Ante este panorama alarmante, el gobierno no puede resolverlo todo”, dice Jamie Ferrer. “Las grandes empresas, las start-ups y las asociaciones civiles también tienen un papel que desempeñar”. Este empresario mexicano sabe de lo que habla: hace 18 años creó la empresa Autotraffic con el objetivo de mejorar la movilidad en las zonas urbanas mediante el uso de big data. Desde 2016, otro proyecto ocupa sus días: el diseño y la comercialización del BioUrban, una estructura metálica con apariencia de árbol que contiene tubos llenos de microalgas.
“Con mi socio, el biólogo Carlos Monroy, necesitábamos dos años de investigación y desarrollo. El BioUrban está diseñado para colocarse en zonas de concreto donde es imposible plantar árboles. Las microalgas purifican el aire al absorber gases contaminantes como monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, compuestos volátiles y partículas en suspensión (PM 2.5 – PM 10) gracias al proceso de fotosíntesis.”
El BioUrban tiene apariencia de árbol y contiene tubos llenos de microalgas
El primer BioUrban 2.0 se encuentra en Puebla, la cuarta ciudad más grande de México. BiomiTech, la start-up creadora del BioUrban, eligió instalar allí sus oficinas y un laboratorio en esta ciudad conocida sobre todo por su gran cantidad de iglesias. Ubicado cerca de una universidad, el BioUrban 2.0 mide 4 metros de altura y contiene 500 litros de microalgas. “Un dispositivo equivalente a 368 árboles jóvenes”, destaca Jamie Ferrer, antes de precisar que “el BioUrban no fue creado para reemplazar árboles, sino para complementar en esas zonas donde peatones y ciclistas son los más afectados por la contaminación atmosférica”.
Un nuevo modelo está a punto de lanzarse: el BioUrban 3.0, mucho más imponente que su predecesor. En el laboratorio, el biólogo Juan Jesús González realiza los últimos ajustes con estudiantes. La estructura se asemeja más a un cilindro en cuyo interior se ven 41 tubos verde fosforescente. “Estamos realizando las últimas pruebas para medir el potencial de captación de dióxido de carbono del BioUrban 3.0 en comparación con el BioUrban 2.0”, explica Jamie Ferrer. Para “legitimar” su tecnología, BiomiTech recurrió al grupo francés SOCOTEC, especializado en gestión de riesgos, para obtener certificaciones a nivel nacional e internacional.
Los distintos premios obtenidos en América y Europa desde 2018 han permitido a BiomiTech ganar credibilidad y vender sus BioUrban en ciudades de Panamá, Colombia y Turquía, además de México. “Esperamos ganarnos la confianza de otras ciudades preocupadas por la contaminación atmosférica para mejorar la vida de millones de personas”, confiesa Jamie Ferrer. Está prevista una entrada al mercado europeo para el tercer trimestre de 2020, aunque la start-up alemana Green City Solutions ya ofrece una tecnología similar en forma de muros vegetales.
Bajo la supervisión del biólogo Juan Jesús González, los estudiantes están trabajando en los últimos ajustes de BioUrban 3.0, una estructura diseñada para purificar el aire en zonas urbanas. © Sébastien Roux
Lombrices contra las aguas residuales
Encontrar emprendedores en México no es tarea fácil. “El mundo de las start-ups aún está en pañales”, analiza José Luis Ortiz Robles, cofundador en 2012 de CPlantae. “Entre el 70% y el 80% de estas empresas quiebran antes de cumplir tres años”, añade con un suspiro. CPlantae logró superar esta etapa gracias a una cubeta capaz de descontaminar aguas contaminadas.
En colaboración con el biólogo Héctor José Garrido Rosales y el ingeniero químico César Asensy Maldonado Monter, este emprendedor de 31 años probó varias soluciones potenciales —incluida una con excremento de elefante— antes de enfocarse en las lombrices y desarrollar el WormPod.
Las lombrices se colocan en el Wormpod para purificar las aguas residuales. ©CPlantea
“Imitamos a la naturaleza y su proceso de descomposición. Las lombrices tienen esta capacidad de purificar el agua sin necesidad de energía externa”, explica mientras presenta el WormPod: una cubeta de plástico llena de grava y piedras volcánicas, a la cual se agrega una capa de lombrices en contacto con las aguas residuales.
Según la revista francesa especializada Les Cahiers Techniques du Bâtiment, esta técnica de saneamiento natural es capaz de tratar todo tipo de efluentes. Otro punto a favor: el mantenimiento de esta cubeta es mínimo, ya que las lombrices actúan como filtro durante cuatro o cinco años. “Este modelo es fácilmente reproducible”, asegura José Luis Ortiz Robles. Ideal para responder a las necesidades de gran parte de la población, en un país donde solo el 30% de las aguas domésticas se tratan, según la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA).
Los premios obtenidos desde 2016 y la presentación de su dispositivo en Silicon Valley en otoño de 2019 han permitido a CPlantae afianzar su reputación en México. “Ahora queremos colaborar más con otras start-ups que propongan iniciativas verdes para influir realmente en las políticas públicas”, comenta José Luis Ortiz Robles, quien ve con optimismo el compromiso ecológico de su país: “La población mexicana está cada vez mejor informada desde hace casi un año. Avanzamos en la dirección correcta.”
Sébastien Roux
Crédito de la foto de portada © Sébastien Roux
Este artículo fue publicado por Usbek & Rica en marzo de 2020.