Convertir un problema en oportunidad

 

Las sargazos, algas pardas que desprenden un mal olor al descomponerse, perjudican al turismo en el Caribe desde 2011. Para los actores locales, la población y los investigadores, el reto consiste en convertir esta amenaza en oportunidades económicas y ecológicas.

Basta con cerrar los ojos para imaginar ese paisaje de postal: largas playas de arena blanca, cocoteros y una suave melodía compuesta por el romper de las olas; el Caribe lo tiene todo para hacer soñar. Pero desde hace una década, los profesionales del turismo temen una amenaza que viene del mar abierto.

Investigador en el departamento de ciencias ambientales de la Universidad de Puerto Rico, Jodany Fortune copublicó en 2017 un artículo científico sobre la proliferación de sargazo en la región. «Situado en el océano Atlántico norte, el mar de los sargazos siempre ha existido. Ahora el sargazo prolifera en otras zonas y afecta a todas las costas del Caribe. Varias hipótesis pueden explicar este fenómeno: la modificación de las corrientes oceánicas provocada por el calentamiento global o el aporte masivo de nutrientes debido a la deforestación intensiva alrededor del río Amazonas, especialmente con el cultivo de soja en Brasil», explica.

Bastan unas pocas horas para que varias toneladas de algas se acumulen sobre la arena blanca. El paisaje de postal desaparece mientras el sargazo entra en descomposición, despide un olor a huevo podrido y genera gases nocivos para la salud.

Pesca del sargazo

En República Dominicana, la Fundación Grupo Puntacana agrupa a unos 70 hoteles. Para su vicepresidente, Jake Kheel, el sargazo representa una amenaza existencial. «En 2015, instalamos barreras antipetróleo para hacer frente a las primeras llegadas masivas, pero pronto nos dimos cuenta de que no eran completamente eficaces para bloquear el sargazo. Desde entonces, hemos probado varios modelos. El más eficaz es una barrera de PVC, aunque este material se deteriora más rápido que otros», explica.

En el Caribe, empresas como Algea Nova y The Ocean Cleaner ofrecen la instalación de este tipo de barreras. Con un enfoque complementario, la empresa SOS Carbon propone soluciones de recolección en el nivel de las barreras contra el sargazo. Su director, Andrés Bisonó León, tiene como objetivo transformar esta crisis ambiental en oportunidades de empleo para los pescadores. «Trabajamos principalmente con hoteles. Nuestra tecnología se puede instalar fácilmente en embarcaciones y recolecta unas diez toneladas de sargazo por hora.»

© ITC Ye! Community

La recolección del sargazo también puede realizarse directamente en las playas, movilizando recursos humanos y maquinaria. Pero esto tiene un costo: la Universidad Nacional Autónoma de México estima entre 11,2 y 21,2 millones de pesos dominicano el costo anual de limpieza por cada kilómetro de costa.

Christine J. Mariani, fundadora de la ONG Sargassum Monitoring, no está tan convencida. «Durante años, los trabajadores enterraron el sargazo bajo la arena, a menudo sin una protección adecuada frente a los gases y el calor. Poco a poco, algunas playas cambiaron de color, pasando de arena blanca a una más grisácea. Al utilizar maquinaria pesada para mover el sargazo, también se extrajeron muchas toneladas de arena, lo que agravó la erosión costera», explica. Con su organización, centraliza la información sobre los arribos de sargazo y sus consecuencias.

Biogás o aislamiento

Mientras los hoteles buscan deshacerse del sargazo, los investigadores afirman que los arribos seguirán aumentando con el tiempo y que es esencial estudiarlos para lograr darles un valor. En Puerto Rico, Jodany Fortune está finalizando una tesis sobre el uso de la biomasa de sargazo para producir biogás: «Hemos instalado un biodigestor en fase experimental. Esto podría ser una fuente de empleo además de responder a la necesidad de energía limpia».

En República Dominicana, Ulises Jauregui, del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), explica que la biomasa del sargazo también puede servir para producir biocarbón, un carbón vegetal obtenido mediante la pirólisis de materia orgánica. «Desde 2015 hemos logrado obtener carbón activado. Gracias a un horno de producción que permite la pirólisis del sargazo, podemos destruir completamente los metales pesados presentes en esta alga», detalla.

Creador de este horno de producción, el ingeniero francés Nicolas Brehm añade que «el carbón activado es útil para el tratamiento del agua y del aire. El problema con el sargazo sigue siendo su estacionalidad y su carácter perecedero. No tiene las mismas propiedades cuando está fresco que cuando ha comenzado a fermentar».

En el INTEC, colegas de Ulises Jauregui están desarrollando un nanosatélite que permitirá anticipar mejor la llegada del sargazo en toda la región del Caribe. Del lado de Sargassum Monitoring, Christine J. Mariani sitúa la ciencia ciudadana en el centro de su enfoque: «Al involucrar a los habitantes del Caribe, recibimos reportes a través de imágenes tomadas en las playas. También acabamos de crear una red de embajadores-sentinela para cubrir los 43 países afectados por el sargazo y mejorar la coordinación con los investigadores».

El sargazo posee además otras propiedades interesantes. Es posible obtener fucoidano y alginato, dos macromoléculas utilizadas en la industria farmacéutica. El alginato también puede servir para reforzar el aislamiento térmico de los edificios.

Los investigadores y emprendedores consultados sobre la valorización del sargazo se muestran confiados, aunque prudentes ante el camino por recorrer. El reto sigue siendo recolectar el sargazo lo antes posible, almacenarlo en un lugar adecuado y, posteriormente, lograr valorizarlo para transformar esta amenaza en oportunidades económicas y ecológicas.


SÉBASTIEN ROUX

Crédito de la foto de portada © Juan Mendoz

 

Este artículo está disponible en Echo Magazine n°10 de mayo de 2025.