Volver al índice
Ep 3 - Los Conquistadores de Santiago
Para mi segundo itinerario hacia el sur de la isla, dejo la costa para adentrarme en el interior. El objetivo principal es encontrarme con un grupo de motociclistas con base en Santiago de los Caballeros, la segunda ciudad del país después de su capital, Santo Domingo. Salgo de Cabarete bajo un clima amenazante rumbo al pueblo de Sabaneta para seguir una carretera de montaña que conduce hasta Moca.
Me detengo unos instantes en Jamao al Norte, y más precisamente a orillas del río Blanco, en el Balneario El Chorro y el Balneario La Represa. Este río es ideal para refrescarse. Los alrededores también albergan numerosas cascadas. Con sus subidas, curvas y descensos, la carretera resulta muy agradable. Una vez en la cima de la Cumbre, admiro la vista desde el bar-restaurante El Molino.
Paso entre las gotas hasta La Vega, una ciudad conocida por su carnaval, que se celebra todos los domingos de febrero. En la República Dominicana, el carnaval es una institución. Durante este evento festivo, los colores estallan y los cuerpos se exaltan. En 2018 tuve la oportunidad de asistir antes de enfundarme el pesado traje de un diablo durante un desfile en Cabarete. El periodismo me permitió una inmersión total en este universo exuberante. Al caer la noche, decido no quedarme más tiempo y dirigirme a Santiago tomando un tramo de autopista.
© Sébastien Roux
Los Conquistadores de Santiago
En las afueras de la ciudad, tengo una cita con unos motociclistas que se reúnen todos los viernes en su local de colores negro y naranja. Se trata de los Conquistadores de Santiago, un grupo fundado en 2008 por Alfredo Perdomo. De los 21 miembros que componen actualmente el grupo, más de una decena me recibe. Con cerveza en mano, el ambiente es distendido. La decoración da protagonismo a fotos de motos y a guitarras de rock colgadas en las paredes. Estas reuniones de los viernes sirven para planificar salidas organizadas los sábados y domingos. Todos los miembros conducen motos de al menos 700 cc, principalmente Harley-Davidson. Lucen con orgullo su parche en la chaqueta, dejando claro que no existe una rivalidad malsana con otros clubes de motociclistas.
“Además de Santiago, abrimos un capítulo en Nueva York. A diferencia de Estados Unidos, aquí no hay guerras de territorio entre grupos de moteros. Queremos alejarnos de los clichés que a menudo nos describen como delincuentes o marginales. Si miras a tu alrededor, verás personas con profesiones reconocidas, como abogados o médicos. Fundé este grupo con la intención de crear vínculos en torno a tres valores: honor, respeto y fraternidad. También impulsamos acciones sociales para mejorar, a nuestra escala, la sociedad dominicana”, me explica Alfredo. En unos minutos, otros motociclistas pasarán a saludar a los miembros, compartir un cigarro y escuchar música mientras hablan de motos.
Rumbo a Puerto Plata
© Sébastien Roux
Al día siguiente, me invitan a rodar con ellos hasta Puerto Plata. Mario Roman, fundador de POP Bikers, organiza un encuentro de autos deportivos y motos. Otros motociclistas del país también se desplazarán hasta allí. Antes de eso, aprovecho la mañana para descubrir rápidamente Santiago. En los últimos cuarenta años, la ciudad, trazada en cuadrícula al estilo estadounidense, ha experimentado un fuerte crecimiento.
En el centro, encaramado en la colina del Castillo, se alza el Monumento a los Héroes de la Restauración de la República. Construido en mármol blanco, el monumento alcanza los 67 metros de altura y rinde homenaje a quienes lucharon por la independencia dominicana frente a España.
Para continuar mi viaje por la historia del país, me dirijo al Centro León, que desde 2003 promueve el arte, la cultura y la identidad dominicana. Luego, rumbo al taller de Alsaid Perdomo, hijo de Alfredo. Con Nicromotos, se ha especializado en recubrimientos metálicos con piezas niqueladas y cromadas. En el garaje se almacenan varias motos, entre ellas una magnífica Harley-Davidson Fat Boy de 2004, a la venta por unos 7.500 euros. Alfredo y su esposa Jhogeny se nos unen para el trayecto hasta Puerto Plata.
Dos itinerarios se nos presentan para llegar a la ciudad portuaria: la autopista n.º 5 o la carretera panorámica n.º 25. Tengo preferencia por la segunda opción, pero, al estar invitado a seguir a los Conquistadores de Santiago, no voy a imponer mi elección y acepto la que ellos prefieran. Una pequeña decepción me invade cuando cruzamos la entrada de la autopista n.º 5. Aunque las motos no pagan peaje alguno, la autopista no ofrece mayor interés, salvo una vía en buen estado que garantiza la comodidad de las grandes cilindradas de mis acompañantes.
En Puerto Plata, recorremos el Malecón para disfrutar de la vista sobre el océano Atlántico. Numerosos murales adornan las paredes de varios edificios, no muy lejos del centro histórico y de sus coloridas casas victorianas. El evento del día se celebra a la salida de la ciudad, en dirección a Cabarete. Un gran estacionamiento ha sido reservado para recibir a los autos deportivos, con un espacio específico para las motos.
Al igual que el país, el ambiente es festivo: la música que sale de enormes altavoces apenas logra imponerse al rugido de los motores. Mario Roman me explica que organiza este encuentro una vez al año para reunir sus dos pasiones y fortalecer una comunidad. A diferencia de Santiago o Santo Domingo, es difícil encontrar grupos de motociclistas activos en el resto del país. Un evento como este es la ocasión perfecta para crear contactos y, quizá, planificar futuros road trips.
De regreso a Cabarete, me recomiendan ir a conocer a Rudy, un belga que vive desde hace 25 años en la República Dominicana. Originario de Amberes, llegó casi por casualidad en junio de 2000 y nunca más se fue. Destaca la palabra libertad para describir su país de adopción. Tras haber tenido un taller durante 16 años en Bélgica, sentía la necesidad de empezar una nueva vida.
Al fundar Cabarete Enduro Tours, creó una flota de varias KTM Enduro para llevar a sus clientes al campo. Hace algunos años organizaba excursiones de varios días para recorrer las montañas de Haití. Rudy me explica que hoy en día eso ya no es posible y que prefiere centrarse en los alrededores, con numerosas pistas entre Gaspard Hernández y Puerto Plata. En cuanto a carretera, me muestra su vieja BMW R100RS de 1980, con más de 500.000 kilómetros en el odómetro.
En unos días terminaré mi road trip rumbo a la península de Samaná.
Sébastien Roux
Foto de portada © Sébastien Roux
Episodio 4 – Tesoros y dificultades de la península de Samaná
Episodio 1 – Solo soñábamos con libertad
Episodio 2 – De Puerto Plata a Punta Rucia
Este cuaderno de viaje fue publicado en el número 88 de Road Trip